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    2019-06-18


    INTRODUCCIÓN
    ¿Qué hacer con las derrotas políticas? ¿Qué hacer frente grams to moles calculator ellas? ¿Cómo procesarlas y transfigurarlas en una escuela de conocimiento? Sin duda, estos interrogantes recorren como un fantasma toda tradición de pensamiento y transformación que se precie de ser crítica. Casi siempre el problema grams to moles calculator de la derrota estuvo anudado al del exilio: un derrotado, mientras pueda, deviene exiliado. La historia argentina conoce muy bien estas trágicas biografías. Como nos suele recordar Ricardo Piglia, son marcas indelebles de los escritos fundadores de nuestra literatura, desde el Facundo de Sarmiento hasta El gaucho Martín Fierro de Hernández, pasando por Una excursión a los indios ranqueles de Mansilla, entre muchos otros. Indudablemente, la experiencia de la revista Controversia. Para el examen de la realidad argentina se inscribe en el interior de esta tradición. Publicada por un grupo de intelectuales argentinos exiliados en México en el cruce de las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado, sus densas páginas son testimonio de la articulación entre derrota y exilio. Se trata de una historia viviente y actual, porque como señaló Horacio González, “Los papeles del pasado nunca desaparecen por entero. Son la materia misma de una actividad de redescubrimiento”. Pese a ello, el estudio sobre el exilio argentino en México todavía no ha adquirido la espesura de investigación que merece. En tal sentido, Jorge Bernetti y Mempo Giardinelli subrayaron que “Es un hecho que a más de tres lustros de reinstaurada la institucionalidad democrática, la narración del exilio (de todas las latitudes) ha sido verdaderamente muy escasa”. De igual modo, Pablo Yankelevich indicó que “[…] el exilio hasta muy recientes fechas no concitó indagatorias atentas a reconstruir la suerte corrida por aquellos que optaron por salir del país escapando de la muerte, la tortura, la cárcel o la ‘desaparición”’. Volver a reflexionar sobre Controversia es una buena manera de comenzar a ocupar ese vacío, sobre todo si nos disponemos a leerla como una experiencia colectiva que se atrevió a producir una teoría del exilio. Si resulta incontestable que la derrota política condujo al inexorable destierro de buena parte de la intelectualidad argentina, no es axiomático que la diáspora, por sí misma, implique un momento de reflexividad. Para que ello suceda se necesita algo más, un plus de sentido que permita realizar una (auto)crítica. Agudamente, Verónica Gago se preguntó por la lengua de los exiliados: ¿qué lengua hablaban los intelectuales nucleados en Controversia? O para decirlo en jerga psicoanalítica, ¿a través de qué lengua eran hablados? La respuesta que se impone es una sola: se trata de la lengua de la derrota. En términos hegelianos, ella encarnó el elemento de negatividad que puso en movimiento la dialéctica del exilio y el andamiaje de la revista. Asumirse como derrotados supuso llevar las cosas hasta el fondo, es decir, significó la crítica de las posiciones teórico-políticas que ellos mismos habían adoptado en los años inmediatamente previos. Al menos eso se manifestó en el editorial inaugural: Nuestra hipótesis de trabajo sostiene que son los derrotados quienes escriben las páginas de Controversia. Son ellos quienes se propusieron escribir la revista de la derrota. En lo que sigue, analizaremos los debates llevados adelante por esa empresa política que, al revisar el problema del peronismo, la democracia y el socialismo, intentó transformar la experiencia del exilio en escuela de conocimiento y [autocrítica].
    DERROTA Y EXILIO: DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA Según Bernetti y Giardinelli, “El exilio fue un fenómeno político que marcó a lymphatic circulation toda una generación, obligada a la huida o a la muerte, a la cárcel o al silencio. Las condiciones de producción estuvieron marcadas, entonces, por esa forzada posición de extramuros.” Para los protagonistas de Controversia, el destierro no sólo significó un verdadero parteaguas entre el momento de salida y el del ansiado retorno a la Argentina. Fue también un punto de ruptura con sus propias historias, sus concepciones políticas previas y el lenguaje teórico asumido en la década de los setenta. A través de la revisión del foquismo, la vanguardia revolucionaria y la militarización de la política, el exilio fue aprovechado para ejercer una profunda autocrítica tanto como una reflexión sobre las causas que habían conducido a la derrota del campo popular. Bajo “[…] la convicción cada vez más firme de convertir este exilio ‘en una experiencia positiva”’, la operación de quiebre significó eludir la tentación de transformar la frustración en pasividad y “nostalgia”.